domingo, 10 de fevereiro de 2013

Antes cavalo nos relinche, que asno nos Ulrich - Crónica de Daniel Abrunheira


A revista Forbes ulrichou recentemente a filha do presidente vitalício de Angola como primeira mulher afrobilionária. E isto dá-se, vergonhosamente, ao mesmo tempo que a UNICEF, sempre boazinha como o padre Melícias e a senhora Maria Barroso desde o susto da avionet’UNITA  do filho na Jamba, se propõe outra vez pedinchar por aí umas migalhas de milhões de dólares “para” (mas é mentira, como tudo o que faz esta espécie de gente) as crianças subnutridas da malograda Angola. O que eu digo à UNICEF é que os vá pedir à Isabelinha. De volta. Que os milhões, um dia, devem desmilhõenar-se de volta a quem os criou.

Belinha por Belocas, acontece portugalmente à custa dos carneiros que Isabel Diana Bettencourt Melo de Castro Ulrich (pois, Ulrich) foi re-ulrichada por Cavaco a 9 de Março de 2011 como “consultora” da Casa Civil da Presidência da República. Já o era desde 2006. Ena de carreira! No Diário da República, a profissão da senhora é “funcionária do PSD”. É demasiada profissão, digo eu, para merecer DR. Porra.

Ou chiça.

Franquelim, ali da Linhaceira, Tomar, foi agora ulrichado secretário de Estado do Empreendorismo por essa có(s)mica evidência de Nada (ou Nata) chamada Álvaro. Vem, o Franquelim, da SLN, esse esgoto por onde se escoou em alegre im(p)unidade a cenosa cloaca chamada BPN. Se o pastel de nata é cake-cream, o cream compensa.

Ou então vou eu descalço sobre silva(s) de Tavira a Valença.

A 3 último do corrente, no Público, Jorge A. Fernandes citava um economista espanhol chamado Molina. E, parafraseando o bom e saudoso Dinis Machado, o que diz Molina? Diz esta admirável e contundente verdade: “A classe política é uma elite assente num sistema de captura de rendas que permite, sem criar nova riqueza, desviar rendas da maioria da população.”. Contundente. Sim. Mas. Inútil.

Inútil – porque tudo demonstra que o que se diz à classe política não entra por um ouvido para sair pelo outro. Porquê? Porque o som não se propaga no vácuo.

O problema é a vida ser agora.

O problema é aquele verso de Jorge Fazenda Lourenço: “(…) que nada ter depois é pior que não ter nada.”.

O problema é termos mais carneiros por metro quadrado do que a Nova Zelândia.

O problema é termos deixado que nos ulrichassem o 25 de Abril.

O problema é sermos precisos dez milhões de sem-abrigo para sustentar um único Ulrich.

O problema é que o que ontem era República hoje ser Reprivada.

Quando deixaremos nós de ser um estábulo manso de carneiros da Nova Zelândia a que qualquer besta de pasto vem acertar as horas de pulso-Rolex? A que horas é que o pastor dos carneiros vem, sustentado pela ordenha do Estado, conferir-BPI a hora da ração?

A que horas acertaremos enfim a hora da razão?

Ou, alvalademente falando, quando é que seremos dez milhões de sportinguistas a correr com o Godinho que não querem o Coelho de ninguém?

Eu sei o que diz Molina. Mas esse é espanhol. Estou mais para adulterar um provérbio asiático, fácil de perceber até para o resto dos dez milhões de carneiros que não são asiáticos mas vivem entre Tavira e Valença. Assim:
Se vires um pobre, não lhe dês peixe algum; dá-lhe o Ulrich e ensina-o, ao pobre, a amanhar.

O Ulrich.

Work-shop - "Lisboa-Safari": animais em diário gráficopor Richard Câmara


 

Estão oficialmente abertas as inscrições para o meu próximo workshop intensivo de diários gráficos intitulado "Lisboa-Safari" a decorrer no fim de semana de 9 e 10 de Março de 2013, das 10h às 13h e das 14h30 às 17h30 em ambos dias. Desta vez iremos desenhar os vários animais que podemos encontrar pela cidade, passando pelo recinto do Museu da Cidade, os jardins da Fundação Calouste Gulbenkian, a Quinta Pedagógica dos Olivais e como não poderia deixar de ser, o Jardim Zoológico de Lisboa. E a inscrição neste workshop já inclui um bilhete gratuito no Zoo de Lisboa!

Para os interessados:

  • Qualquer pessoa pode pedir o envio do programa através do gda@montepio.pt
  • As inscrições são aceites por ordem de chegada e limitadas às vagas disponíveis e só são válidas após o pagamento/pessoa de 30€ para Associados ou 40€ para não Associados do Montepio.
  • Para se inscrever deverá fazer a respectiva transferência bancária para a conta do Montepio com o NIB 0036 0216 99100097452 89, enviando a referência por email do seu pagamento ao gda@montepio.pt com o seu nome completo, data de nascimento, NIF, contacto telefónico e número de Associado (caso o tenha).

Atenção: A participação no workshop está limitada às vagas disponíveis e o período de inscrição acaba na quinta-feira 7 de Março de 2013.

 

Charges de Lailson De Holanda (que por acaso é do Brasil)




Exposição "Ribanho" com desenhos de Luca (Luis Afonso / Carlos Rico) na Vidigueira até 16 de Fevereiro


quarta-feira, 6 de fevereiro de 2013

Quino: “Los chicos fueron mis mejores lectores”El creador de Mafalda presenta '¿Quién anda ahí?'', una mirada desde el humor sobre los miedos contemporáneos por Raquel Garzon


"Conozco a una señora en mi Mendoza natal que cuando se enojaba con su perro lo trataba de usted”, cuenta al teléfono Joaquín Salvador Lavado, Quino, y reímos ante la originalidad de ese desdén, que le sirve al papá de Mafalda para dibujar un chiste en el aire. Es la tercera conversación telefónica que mantenemos y falta una aún para que acceda a un encuentro cara a cara en su apartamento de Buenos Aires, a pocas calles del Obelisco, donde pasa la mitad del año (“mi mujer Alicia y yo seguimos al invierno: cuando el calor empieza aquí, volvemos a Italia”).
No resulta sencillo entrevistar al humorista gráfico más global y más querido de Argentina: es casi un tímido profesional. A pesar de haber cumplido 80 años y de ser homenajeado en cada ciudad que pisa por haber creado a esa niñita sabihonda, internacionalmente famosa y políticamente comprometida, que Umberto Eco calificó en 1969 como “una heroína iracunda”, las entrevistas le gustan tan poco como que le pidan autógrafos. Pero quiere la suerte que la cronista se llame como la mamá de Mafalda (“le puse Raquel en homenaje a mi dentista de muchos años”, contará luego el autor) y ese detalle sumado a la publicación en España de su nuevo título, ¿Quién anda ahí? (Lumen), justifican la excepción.
En ese libro Quino reflexiona desde el humor sobre los miedos de nuestro tiempo a partir de las últimas páginas que publicó en medios “y de algunos inéditos”. Irónico como siempre, pasa revista con agudeza y sensibilidad a situaciones tan diversas como reveladoras de la topografía contemporánea. Viñetas de muestra sobran: la oración nocturna de una señora —más consumidora compulsiva que creyente— que le ha conseguido a su Cristo un par de cascos conectados al micrófono desde el que reza, para que no pierda palabra de su ristra de peticiones; un terrateniente ante una videowall que vigila con cámaras la productividad de cada rincón de su campo; un detective que duda ante el puñal clavado en el ombligo de la víctima si está ante un caso de body piercing; un matrimonio desavenido porque el “hobby” de él consiste en “imaginar gorditas” o un alto ejecutivo que ve cómo el recambio generacional define que su puesto lo ocupe un crío que aún usa chupete. La selección incluye además una rareza: los escasísimos dibujos en color realizados en la carrera de alguien que, devoto del cine mudo, se ha expresado en blanco y negro.
Sentado frente a su escritorio —un tablero de dibujo rodeado de libros, retratos de sus afectos y una pequeña escultura de su criatura más famosa (“la hizo el mismo artista que realizó la estatua de Mafalda que hoy está en el barrio de San Telmo”)— , Quino nos recibe finalmente una mañana. Es amable, habla lentamente, le gusta reír y no escatima ternura cuando recuerda cómo llegó al dibujo: “Yo heredé el nombre y el oficio de mi tío Joaquín. Ver que de su lápiz salían montañas, árboles, personas… me maravillaba. Todos los chicos dibujan, pero yo seguí. Estudié un poco en Bellas Artes y dos años después cometí el error de creer que a los 15 ya lo sabía todo y abandoné. De eso me arrepiento cada vez que puedo”.
PREGUNTA. El título de ¿Quién anda ahí? sale de una página de humor en la cual un hombre habla del miedo: primero a salir de su ciudad, luego de su casa y, finalmente, de sí mismo. ¿Percibe el temor como una clave de esta época?
RESPUESTA. Sí, la situación de la seguridad se ha puesto muy problemática en la Argentina y el título del libro es una frase común, quizás la primera que pronunciamos cuando estamos en casa, de noche, y escuchamos un ruido que nos preocupa, que introduce cierta idea de peligro. Pero también sirve para uno mismo, para pensar y cuestionarse más allá de un hecho concreto: “Quién es este que soy, que da vueltas y anda”.
P. Entre escritores suele decirse que un autor tiene en verdad pocos temas que reelabora a lo largo de su vida. ¿Se da también entre humoristas gráficos?
R. En mi caso sí y esas preocupaciones resurgen en la selección que hicimos para este libro. Vuelvo recurrentemente a algunos temas que me preocupan. La injusticia, la desigualdad social, la vejez… Y temas políticos no coyunturales como la corrupción o el ansia de poder, cosas eternas que ya estaban en la Biblia. Hay otros que no toco por miedo a hacerlo mal. Nunca he dibujado sobre deportes, por ejemplo. Quizás porque no he practicado ninguno y tengo miedo de equivocarme.
Vuelvo recurrentemente a algunos temas que me preocupan. La injusticia, la desigualdad social, la vejez…
P. ¿Equivocarse cómo?
R. Por falta de documentación o de cultura. Me he preocupado siempre por documentarme. Dos grandes del oficio, mi amigo Oscar Conti, Oski, y Hugo Pratt, me inculcaron eso. Antes existía el preconcepto de que los dibujantes de humor podían dibujar sin investigar. Pero cuando yo empecé a publicar en 1954, un lector mandó una carta quejándose de los errores que yo había cometido en un dibujo, uniendo un peinado del siglo XV con un vestido del siglo XVII. Eso tuvo en mí un impacto muy fuerte. ¡Es como hacer a Mozart hablando por teléfono!
P. ¿Sigue percibiendo errores en lo que dibuja?
R. Yo no dibujo ya, por problemas de vista, aunque estoy intentando hacerlo de nuevo. Mi médico me ha dicho que no quedaré ciego sino hasta dentro de 10 años, pero para entonces probablemente no voy a estar por aquí. Considerando lo jóvenes que murieron mis padres, ¡ya soy un milagro de la biología! Pero volviendo a la pregunta, más que errores, soy muy sensible a dibujar cosas innecesarias: nubes de más o elementos que no suman a la idea que uno quiere transmitir. De chico vi mucho cine mudo —Chaplin, Buster Keaton— y aprendí a hacer cosas sin texto. Pero cuando llegué de Mendoza a Buenos Aires y comencé a trabajar en redacciones me dijeron que los lectores querían leer y que no se podía hacer humor mudo. Hay ideas, además, que sin texto son difícilmente expresables. Pero incluso hoy, en los aviones, veo películas sin audio para comprobar si sólo la imagen cuenta el argumento. Un buen filme debería poder pasar esa prueba. Cuando uno ve una película como El puerto, del finés Aki Kaurismaki, filmada con mucha economía de medios, comprueba que no hace falta mostrarlo todo para decir con elocuencia.
P. Volvamos a lo suyo. Sé que su personaje favorito de la tira es Libertad, pero Mafalda es su hija más famosa. ¿Le pesa Mafalda?
P. No, me acompaña mucho y en dos años cumplirá medio siglo. Se quedó en el corazón de la gente, probablemente porque habla de temas eternos: las relaciones entre padres e hijos, entre amigos. La suya es una familia como la que muchos chicos tienen. Aunque la clase media ha cambiado mucho. Si la dibujara hoy, probablemente, Mafalda sería hija de una familia ensamblada. Es una problemática que me atrae: hijos de dos papás o dos mamás, ver cómo se crían. La idea me recuerda un poco esa tira en la que otro personaje de la historieta, Miguelito, ve un cartel que dice: “La familia es la base de la sociedad”, y pregunta: “¿La familia de quién? La mía no tiene la culpa de nada”. Pero en cualquier caso, las preferencias del público son misteriosas. Yo jamás la dibujé para chicos y sin embargo fueron los lectores más agradecidos. Pasa también con la música. Muchos compositores no se explican por qué una canción pega y otra no. Si Beethoven se enterara de que Para Elisa es una de las músicas de espera telefónica preferidas, con toda la obra que tuvo, seguramente le llamaría la atención. Todo humorista lo sabe: hay dibujos que uno entrega lleno de vergüenza porque no se le ocurría otra cosa ese día, y sin embargo pegan, se comentan.
P. Pero quizá no haya azar en eso sino intuición artística.
R. Puede ser. Yo he dibujado páginas que entendí mucho después. Tengo una, por ejemplo, que dibujé durante la última dictadura argentina cuando ya vivía en Italia, de un señor tirado en la calle con gente alrededor, al que un enfermero cubre con una sábana. Espera un ratito, mira el reloj y luego tira de la sábana y el señor no está, y la gente aplaude mucho, como si fuera un mago. Entendí mucho después que era una página sobre los desaparecidos.
P. El humor requiere gran capacidad de observación para leer una sociedad. ¿Cómo somos los argentinos?
R. No sabría decir cuáles son las características de los argentinos. Hasta no ir a la escuela primaria, yo no hablaba con chicos de aquí. Soy hijo de andaluces y todos mis amigos eran inmigrantes o hijos de inmigrantes españoles, italianos, libaneses. Me crié más en el Mediterráneo que en la Argentina. De grande, en Italia, me acostumbré a que la gente se siente de una región y sabe de qué región es cada quien. Eso supone mucha información de una persona. En España es igual: no es lo mismo un catalán que un vasco o un gallego. Aquí, en cambio, uno sabe que su abuelo era italiano, pero no de dónde.
P. No cree demasiado en la prédica de la globalización, por lo visto.
R. No. Un pintor con el que tomé clases, Urruchúa, iba más allá. Hacía que sus alumnos tomaran un cartón y pintaran zonas de colores y de acuerdo con lo que usaban decía: “Usted es hijo de rumanos, de italianos…”. A mí me sugería romper con esos colores oscuros, tipo Goya, que venían de mi origen: marrones, ocres, esa cosa dramática que tiene la pintura española. La recurrencia de la vejez en mi obra tiene que ver con ese dramatismo. Al cumplir 80 años me acordé de una página mía en la cual una pareja de viejitos mira caer las hojas de un árbol y propone: “¿Y si en vez de pensar que estamos en el otoño de la vida, pensamos que estamos en la primavera de la muerte?”.
P. Para usted es también una época de cosecha.
Las preferencias del público son misteriosas. Yo jamás la dibujé para chicos y sin embargo fueron los lectores más agradecidos. Pasa también con la música.
R. Cuando Borges cumplió 80 le preguntaron qué sentía y contestó “es una temeridad”. A mí me parece lo mismo. Han muerto muchos amigos —la editora Esther Tusquets, Caloi, uno de los grandes dibujantes argentinos…—. A uno le va pasando que tiene más médicos que concertistas de piano en la agenda.
P. Le he escuchado decir que la edad ha cambiado su relación con la música.
R. Sí, me ha permitido escuchar de otro modo.
P. ¿Cómo?
R. Detenidamente. Ahora sé, por ejemplo, que la Quinta Sinfonía de Beethoven empieza con cuatro compases que parecen un enrejado que cae, pero luego se libera: entran los violines y termina en algo agudo y melodioso, en una explosión de libertad hermosísima. En la Novena eso se pesca enseguida. Pero en la Quinta lo descubrí hace poco. Eso y frases musicales. En Italia, debido a la crisis están haciendo óperas en versión de concierto, casi sin escenografía, sólo los artistas sobre el escenario, y uno descubre muchísimas cosas al no estar distraído por lo visual, al escuchar la obra peladita como la han compuesto. Hay algo social también. De encuentro: cuando escucho música en un teatro, muchas veces he tenido la sensación de querer oír lo que los demás escuchan. Quisiera ser mucha gente al mismo tiempo.

terça-feira, 5 de fevereiro de 2013

KOSOBUKIN Y EL ESPEJO DE LA VIDA Por Francisco Puñal Suárez


Dibujos de Yurij Kosobukin

La noticia del fallecimiento del multipremiado caricaturista ucraniano Yurij Kosobuquin ha entristecido a todos los que apreciamos el humor gráfico, por su condición humana y sus posibilidades artísticas.
Su estilo era inconfundible, y su nombre está escrito en las páginas de oro de la caricatura mundial. Su trabajo intensivo y su brillante talento le permitieron publicar miles de dibujos en revistas y periódicos, en sus muchos años de trabajo. Sus dibujos se exhibieron en todo el mundo. Los concursos internacionales siempre añoraban sus caricaturas y los jurados lo premiaron una y otra vez. La gente admiraba y comprendía su obra, a pesar de las diferencias culturales, por el carácter universal de la misma.
Yurij Kosobukin, de Ucrania, nacido en 1950, publicó su primera caricatura en la prensa en 1976. Él sabía que al trabajar y crear diariamente, su obra era conocida y aplaudida en numerosos países extranjeros, y que también, al abordar los eternos sentimientos humanos y sus contradicciones, tenía asegurado un público que lo seguía, y que el paso del tiempo no le restaba interés en lo más mínimo a sus dibujos, muchas veces llenos de melancolía, y con una visión irónica y crítica.
Ningún tema escapó a su mirada, todo tiene importancia en su enfoque sobre las relaciones humanas y los problemas del universo.
Su bisturí artístico penetró allí donde las situaciones sociales son escenarios de los dramas cotidianos de la humanidad, y donde las personas, de todas las clases sociales, muestran, en muchas ocasiones, sus ambiciones y deseos, en algunos casos repulsivos. Sus caricaturas son al mismo tiempo simpáticas y tristes.
Para algunos, sus dibujos son “pequeñas historias escritas gráficamente”, en un sentido literal de la palabra.
Sus caricaturas son secuencias de una película que es la realidad de cada día.
Cuando Yurij Kosobukin realizó sus primeras caricaturas no tenía una trayectoria artística. Había estudiado ingeniería aeronáutica en Kharkiv, y trabajaba en el Centro Antonov de Diseño de Aviones , en Kiev. Tenia 26 años. Para suerte de los que apreciamos el arte, el humor y la caricatura, a partir de ese momento de ruptura y de cambio, el talento de Yurij Kosobukin no dejó de crear imágenes que nos hacen mirarnos en el espejo de la vida.

WorkshopIlustrar com Colagem Digital a realizar no CIEBA - Centro de Investigação em Belas-Artes da Faculdade de Belas-Artes da Universidade de Lisboa.

Até ao dia 6 de Fevereiro de 2013 estão abertas as inscrições para o WorkshopIlustrar com Colagem Digital a realizar no CIEBA - Centro de Investigação em Belas-Artes da Faculdade de Belas-Artes da Universidade de Lisboa.
Os interessados deverão preencher online a ficha de inscrição, no site da Faculdade de Belas-Artes www.fba.ul.pt (escolher a ficha de acordo com o horário que pretende)
A inscrição no workshop é feita sem entrevista e mediante o pagamento integral da propina, até atingir o limite de vagas ou acabar o prazo de inscrição.
A inscrição só fica efectiva depois de efectuado o pagamento.
Público Alvo
Professores, ilustradores, estudantes de Belas-Artes, pintura, escultura, design e demais interessados com ou sem experiência profissional na área da ilustração, ou com o Photoshop CS3.
Horários
Este workshop realiza-se em três horários a escolher:
Workshop em dois fins-de-semana consecutivos (Turma E):
9 e 10 + 16 e 17 de Fevereiro 2013
10h00 às 13h e das 14h às 19h0
Propina: 120€
Workshopem horário laboral (Turma F):
11 a 15 de Fevereiro 2013
10h às 13h e das 14h às 18h
Propina: 120€
Workshop em horário pós-laboral (Turma G):
11 a 15 de Fevereiro 2013
18h30 às 22h30
Propina: 75€
Pagamento
Só terão acesso ao workshop os candidatos que tenham atempadamente efectuado o pagamento.
A liquidação do valor da inscrição é feita através de duas vias alternativas:
a. presencialmente, na tesouraria da Faculdade de Belas-Artes da Universidade de Lisboa, horário de segunda a sexta-feira das 9h30 às 15h30;
b. por transferência interbancária, com os seguintes dados:
Beneficiário:
FBAUL Faculdade de Belas-Artes da Universidade de Lisboa
Endereço: Largo da Academia Nacional de Belas-Artes, 1249-058 Lisboa
NIB: 0035 0250 0000 5473 930 81
No caso de optar pela transferência deverá enviar-nos uma cópia do comprovativo de pagamento para o emailcursoslivres@fba.ul.pt, bem identificado com o seu nome e turma que escolheu.
O recibo será emitido pelos serviços de tesouraria após a transferência se tornar efectiva.
Termo de responsabilidade
  • Caso não se verifique o número mínimo de inscritos, a Faculdade de Belas-Artes da Universidade de Lisboa não se responsabiliza pela não realização do curso e entrará em contacto com os alunos inscritos para reembolso do valor da propina.
  • Em caso de desistência por parte do aluno, a Faculdade de Belas-Artes reserva-se ao direito de não proceder à devolução do valor da inscrição.
Anexos: Programa do workshop
Com os melhores cumprimentos
--------------------------------------------------------------------------------------
Maria Teresa Sabido
Gabinete de Relações Públicas | Public Relations Office
Faculdade de Belas-Artes da Universidade de Lisboa | Faculty of Fine Arts of the University of Lisbon
Largo da Academia Nacional de Belas-Artes, 1249-058 Lisboa, Portugal
( (+351) 21 325 21 08

segunda-feira, 4 de fevereiro de 2013

Homem-do-fraque à Presidência já! - Rosário Breve por Daniel Abrunheiro

Se o Brasil teve como presidente um Silva que era Lula, nós vingamo-nos mantendo um Silva que é choco. Choco que faz correr muita tinta, ainda por cima.

Tu, leitor desalmado meu, ris-te, mas olha que a metáfora cefalópode é triste. Esta que te escrevo é crónica feita de pé desde as sete da manhã na fila do Centro de (des)Emprego cá da parvónia. Já daí vês que mais me corrói a bílis do que me rói o gozo. Se comigo recuares em espírito datado aos tempo do famigerado Cavaquistão (quando os dias eram loureiros e de artes limas), saberás que foi então que, por superior desmando e a córneo imperativo da vaca estúpida de Bruxelas, o então primeiro-ministro assinou de cruz a destruição, por abate, da frota pesqueira e da safra agrícola íncolas. Nem o Tenreiro da Outra Senhora nem o mefistotelismo alucinado do Barreto desta se atreveram a tanto, ó leitor! Perdoar-me-ás ou não (sinceramente, também não quero saber se sim ou sopas), mas não consigo ser compassivo nem deixar de cuspir no fósforo que me queima a alma e o bolsilho dos cêntimos. Em qualquer ajuntamento folclórico, perante um vulgar grupo de cavaquinhos, nunca deixo de sentir que aquilo é mas é um grupo de bêpêénezinhos. Se eu mandasse, a Presidência da República seria entregue ao homem-do-fraque, não a um homem fraco, não a cúmplices acatadores e persignados e genuflectidos do ataque mais intolerável aos direitos mais básicos e mais inalienáveis da dignidade de todo um povo. Se fosse para viver de joelhos, eu seria guarda-redes de hóquei em patins, não sei se ‘tás a ver…

Sim, se eu mandasse, poria o BPN todo na prisão sem que a vaca tossisse ou ficasse feita ao bife. MECA é o que o chamo ao duplo mandato presidencial: Mumificação Em Curso Acelerado de uma responsabilidade que era suposta como de salvaguarda da Constituição, que é (ou deveria ser) Lei Fundamental por ser lei e por ser fundamental. Mandando eu, o Mexia da EDP teria de vir a Santarém explicar ao pessoal a estranha dendroclastia precoce do município de local, que abate árvores em vez das devidas moitas e das endividadas flores. Chiça, que a indignidade também cansa, pá!

Ouve-me: eu sei que não é possível carochinhar a qualquer actual ou pretérito desgovernante a história da Branca de Neve e os Sete Anões sem que ele, ao espelho, queira saber onde estão os outros seis. O velho Cícero bem prègou no deserto pré-bíblico quando assentou, com admirabilíssima concisão lapidar, que “não há honra onde não há justiça”. O ricto mandibular de Cavaco não sinaliza suavidades analgésicas de ter lido o anticatilinário orador romano, bem o sei eu. (E sim, señor Presidente, os Cantos de Os Lusíadas perfazem a dezena.) Pois. Mas é que para a reforma dele trabalhou mais de meio século febril e fabril o meu senhor e saudoso Pai, a quem, ao cabo de uma vida de honesto e perfumado suor, escarraram no rosto a esmola de 27 contos até que a morte o tratou por tu, pá.

A 21 de Abril de 1977, leitor, ficas a saber que, em palestra na SEDES, António José Saraiva depunha que “no caso português, para dar um exemplo, uma política de austeridade só poderia ter como resultado uma diminuição dos empregos e o desaparecimento de empresas.” 1977, ó leitor! Há 36 anos que o caminho é claro como água lavada. Na mesma data e na ocasião mesma, o mesmo AJS assentava com todo o acerto que “a sociedade de mercado é incompatível com quaisquer valores, excepto um: o valor monetário. Tudo o que o favorece é bom, tudo o que o contraria é mau.” Pois é, pá, pois é, povinho. E de que nos vale que, oito dias depois (a 29/4/77, no velho Diário Popular), o co-autor (com o grande Óscar Lopes) da melhor História da Literatura Portuguesa invocasse a “máxima kantiana segundo a qual todo o homem deve ser tratado como sujeito e nunca como objecto por qualquer outro homem”? Diz-me tu, ó leitor, que também és sujeito e não é aqui que hás-de ser tratado como objecto. Olha que até uma figura oblíqua do Bloco de Esguelha (Daniel Oliveira) deu na mouche quando, lapidar e concisamente também, se referiu ao inenarrável “ministro” da “Economia” como figura “que se comporta como uma criança num velório”.

O trocadilho supra da lula e do choco, leitor, merecerá de ti, talvez, que passes o jornal ao amigo que a teu lado bebe café e resmunga indignações de café também. Talvez. Mas repara no quanto chove lá fora para comigo concluíres, em irmanado acerto, que a diferença entre o mau tempo, de um lado, e o desPresidente e o desGoverno, do outro – é que na verdade só o mau tempo mete respeito.

"Paródias nas Caldas" - Exposições de Cartoons de Rui Pimentel no Museu José Malhoa nas Caldas sa Rainha


Humour de René Bouschet