terça-feira, 5 de fevereiro de 2013
KOSOBUKIN Y EL ESPEJO DE LA VIDA Por Francisco Puñal Suárez
Dibujos de Yurij Kosobukin
La noticia del fallecimiento del multipremiado caricaturista ucraniano Yurij Kosobuquin ha entristecido a todos los que apreciamos el humor gráfico, por su condición humana y sus posibilidades artísticas.Su estilo era inconfundible, y su nombre está escrito en las páginas de oro de la caricatura mundial. Su trabajo intensivo y su brillante talento le permitieron publicar miles de dibujos en revistas y periódicos, en sus muchos años de trabajo. Sus dibujos se exhibieron en todo el mundo. Los concursos internacionales siempre añoraban sus caricaturas y los jurados lo premiaron una y otra vez. La gente admiraba y comprendía su obra, a pesar de las diferencias culturales, por el carácter universal de la misma.
Yurij Kosobukin, de Ucrania, nacido en 1950, publicó su primera caricatura en la prensa en 1976. Él sabía que al trabajar y crear diariamente, su obra era conocida y aplaudida en numerosos países extranjeros, y que también, al abordar los eternos sentimientos humanos y sus contradicciones, tenía asegurado un público que lo seguía, y que el paso del tiempo no le restaba interés en lo más mínimo a sus dibujos, muchas veces llenos de melancolía, y con una visión irónica y crítica.
Ningún tema escapó a su mirada, todo tiene importancia en su enfoque sobre las relaciones humanas y los problemas del universo.
Su bisturí artístico penetró allí donde las situaciones sociales son escenarios de los dramas cotidianos de la humanidad, y donde las personas, de todas las clases sociales, muestran, en muchas ocasiones, sus ambiciones y deseos, en algunos casos repulsivos. Sus caricaturas son al mismo tiempo simpáticas y tristes.
Para algunos, sus dibujos son “pequeñas historias escritas gráficamente”, en un sentido literal de la palabra.
Sus caricaturas son secuencias de una película que es la realidad de cada día.
Cuando Yurij Kosobukin realizó sus primeras caricaturas no tenía una trayectoria artística. Había estudiado ingeniería aeronáutica en Kharkiv, y trabajaba en el Centro Antonov de Diseño de Aviones , en Kiev. Tenia 26 años. Para suerte de los que apreciamos el arte, el humor y la caricatura, a partir de ese momento de ruptura y de cambio, el talento de Yurij Kosobukin no dejó de crear imágenes que nos hacen mirarnos en el espejo de la vida.
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