La lista es larga. Quino, Chon Day, Arnie Levin, Dean Victor, Booth, Steig, Liza Donnelly, Barzotti, Sempé, Maslin, Jis… Y en ella ocupan un lugar destacado maestros como Saul Steinberg y Abel Quezada. “De pequeño, me dediqué a copiar, uno por uno, a tinta y con plumilla todos los dibujos de Steinberg que aparecían en un libro que había en mi casa, publicado por Penguin y que aun conservo como un tesoro. Abel Quezada era cartonista del diario Excélsior al que estaba suscrito mi padre y, en mi opinión, el mejor cartonista mexicano. Fue el que mejor supo satirizar los usos de la política y el que mejor retrató nuestras costumbres y temperamento. Creó algunos personajes que todavía se utilizan en nuestro lenguaje. Fino e inteligente, fue también colaborador del New Yorker[como Steinberg] e ilustró para la célebre revista algunas de sus mejores portadas”.
A esa cabecera precisamente remite Bajar la guardia, libro en el que Ros (México, 1962) ha reunido 180 historias –inicialmente la selección sumaba 400– publicadas en el portal de noticias Eje Central. “La viñeta es un nítido caso de cuanto menos, mejor. No sólo con el texto, también con la línea. Debe condensar una o más historias, uno o varios planos en un espacio pequeño, con trazos sencillos y, sobre todo, con pocas palabras. Nunca me han gustado las viñetas con mucho texto. Pecan de querer explicar un chiste, a menudo arruinándolo”.
Con el humor, advertía Bob Mankoff, editor de las tiras cómicas del New Yorker, es imposible acertar con todo el mundo. Lo que a unos les parecerá hilarante, a otros les provocará indiferencia –en el mejor de los casos– o indignación –en el peor–. Ros coincide. “Hay lectores que me han dicho que no entienden alguna de mis viñetas. En esos casos les sugiero que volteen la página y sigan con la siguiente o que vuelvan a leerla en otro momento. A mí me sucede lo mismo a veces, incluso con los más grandes viñetistas. Sin embargo yo suelo quedarme, y recomiendo a los lectores esta prueba: me gusta observarla y volver a leerla, explorar los detalles. Cuando esto pasa, muchas veces logra uno atrapar su sentido. Yo encuentro una gran satisfacción en leer una viñeta en un instante, en un chispazo. Pero también disfruto leyéndolas en otro tiempo”.
En sus cartones –los diez que aparecen en este post son los preferidos del autor– Ros explora “la soledad, el afecto, el poder, la sorpresa en un mundo en apariencia ordenado”. “Ojalá arranquen carcajadas, me encantaría. Pero no utilizo un lenguaje coloquial, ni busco una reacción inmediata o explosiva, que me parece más propio del humor de carcajada. A menudo es más difícil arrancar una sonrisa y para ello creo que, en muchas ocasiones, las buenas viñetas necesitan paladearse”.
Bajar la guardia de Ros está editado por Tumbona Ediciones. Todas las imágenes son cortesía del autor.
Sem comentários:
Enviar um comentário